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[Análisis] Immortals: Fenyx Rising

Una epopeya es un extenso homenaje a las virtudes más representativas de un héroe. Es uno de los géneros más ancestrales dentro de la literatura épica, escrito en su mayoría en verso. La Ilíada o La Odisea, de Homero, han sido siempre las epopeyas más relevantes de la historia, y tanto Aquiles como Ulises son mundialmente conocidos por sus titánicas hazañas. Pero también otras epopeyas tuvieron un papel fundamental en el desarrollo del género, como la Eneida romana o el Shahnameh persa. Ubisoft ha querido referenciar, o más bien reverenciar al género con este Immortals: Fenyx Rising, que no narra sino el ascenso de Fenyx, un héroe griego cuyo cometido es liberar a los dioses de las poderosas garras de Tifón. Nos encontramos, queridos, ante la epopeya llevada al videojuego.

DENOMINADORES COMUNES DE UNA FÓRMULA PERFECTA

Si bien podemos tener una clara idea de cómo una aventura épica de este calibre debe explicar sucesos legendarios, nos encontramos con expresiones y tonos más bien burlescos, en el buen sentido de la palabra. A lo largo de la partida, nos encontramos con un narrador principal, que no es otro que Prometeo, el Titán amigo de los dioses griegos, a quien Zeus castigó por dar a los humanos su fuego. Pero también otros personajes influyen en la narración de esta leyenda, interviniendo en diálogos con dosis de ironía que dotan de un ambiente cómico y sátiro a toda la entrega, de principio a fin.

El tutorial es bastante instructivo, a la par que explosivo. En una hora tendremos todos los controles dominados, también por ser tal vez los más habituales en los videojuegos que últimamente estamos jugando. El ataque normal y el ataque fuerte con los gatillos derechos son comandos que ya tenemos muy bien interiorizados, igual que el uso del arco con el gatillo izquierdo. Esta hora de tutorial se resume en escalar, matar, usar alguna habilidad y recoger setas hasta que aparece el título del juego.

Una vez que somos “libres” podemos seguir explorando el mundo de Immortals. Como decía, el objetivo es el de liberar a diferentes dioses griegos de la prisión a la que Tifón, el más temible de los titanes, los ha sometido. Este consiguió escapar de la prisión en la que se pudría, reduciendo a motas de polvo la esencia de los dioses y petrificando a toda la humanidad. 

Esta epopeya tiene lugar en la Isla Áurea, una isla creada por Dédalo como homenaje a los dioses. Allí naufraga nuestro héroe, Fenyx, y allí también encuentra a Hermes, uno de los pocos que ha sobrevivido al gran cataclismo provocado por Gano… digo, Tifón. En el mapa debemos visitar cuatro grandes zonas, cada una de ellas referenciando a un dios importante de la mitología, véase Afrodita, Atenea, Hefesto y Ares, y tomando a estos como musa en su ambientación y puzles. En cada una de estas zonas debemos resolver un conjunto de desdichas que terminarán por dotarnos de bendiciones divinas, como la de poder alargar nuestros combos o revivir en mitad de un combate, con el fin de devolver la esencia a cada dios.

IMPERFECCIONES QUE LO HACEN PERFECTO

Por supuesto, estamos ante un mundo abierto en el que podemos visitar cualquiera de las regiones en el orden que queramos. Eso sin hablar de las misiones secundarias, las cuales podemos completar si nos apetece y que no tienen mayor repercusión en nuestra odisea. Pero los chicos de Ubisoft no iban a dejar que nos olvidáramos de quiénes son, y lo primero a lo que nos llevan a hacer es a encontrar la estatua representativa de la deidad, escalarla y vislumbrar el paisaje desde su punto más alto, desbloqueando así la visión en el mapa de la zona. Esto nos suena mucho de la saga Assassin’s Creed en general, pero irremediablemente también de The Legend of Zelda: Breath of the Wild. Demasiado he tardado en mencionarlo. Y es que Immortals: Fenyx Rising mama mucho de estos videojuegos. 

La diferencia más notoria entre unos y otros reside esta vez en el mapa. Un mundo abierto en el que las distancias entre dos puntos de interés no nos costará más de dos minutos de costear. En esta entrega, los chicos de Ubi han apostado por un mapa extenso pero concentrado, lo cual invita a la exploración y completitud de misiones secundarias y eventos no tan relevantes.

Tras la consecución de las cuatro esencias de los dioses y superar las cuatro grandes zonas de la isla, ponemos fin a esta maravillosa historia enfrentándonos contra el causante de todas las penurias que cubren el mundo. Tifón, en un combate que supera lo épico, es derrotado, y tomamos consciencia de lo retorcida que ha sido esta historia desde el primer momento. No todo es lo que parece en Isla Áurea.

Nos encontramos ante un homenaje titánico a la mitología griega, un homenaje traído por el camino de la comedia. Immortals: Fenyx Rising peca de ser repetitivo en alguna ocasión, sus cámaras finales son largas y los puzzles nos parecerán familiares demasiado pronto. Sin embargo, el combate es bueno, bastante bueno, y hemos disfrutado mucho con esto. En definitiva, hablamos de una producción que no aspira a una existencia tan laureada como otros grandes proyectos podrían vivir, pero que sabe bien lo que hace y que nos llevará a pasar unas horas magníficas.

Por si no lo habéis escuchado, aquí os dejamos nuestro episodio en el que analizamos, más a fondo, Immortals: Fenyx Rising.

Puntuación: 7/10

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