En la Edad Antigua, el mundo era amorfo y estaba envuelto en niebla. Una tierra de riscos grises, árboles gigantescos y dragones eternos. Pero entonces llegó el fuego, y con el fuego, llegó la disparidad. Calor y frío, vida y muerte y, por supuesto, luz y oscuridad.
Entonces, ellos surgieron de la oscuridad, y encontraron las almas de los dioses dentro de la llama. Nito, el primero de los muertos. La bruja de Izalith y sus hijas del caos. Gwyn, el Señor de la Luz Solar, y sus leales caballeros. Y el furtivo pigmeo, a menudo olvidado.
Con la fuerza de los dioses, desafiaron a los dragones. Gwyn y sus poderosos rayos despellejaron sus escamas pétreas. Las brujas tejieron tormentas de fuego. Nito provocó una miasma de muerte y enfermedad. Y Seath el Descamado traicionó a los suyos y los dragones desaparecieron.
Así comenzó la Edad del Fuego. Pronto las llamas se apagaron, y solo quedó oscuridad. Ahora solo quedan ascuas y el hombre ya no ve el sol; tan solo noches eternas. Entre los vivos pueden verse a los que sufren la maldición de la Señal Oscura.
Así es. La Señal Oscura de los no muertos. En esta tierra han reunido a todos los no muertos para llevarlos al norte. Allí los encerrarán hasta que llegue el fin del mundo. Es tu destino…