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Worldless, exigencia y satisfacción

Worldless se presenta como una combinación de simplicidad y complejidad, siendo este su punto fuerte con el que intenta destacar en el panorama de los videojuegos. Su dirección artística minimalista se basa en la representación del personaje principal mediante seis puntos y un trazo. A primera vista, puede parecer algo rudimentario, pero constituye la esencia misma de su estética a lo largo de toda la aventura. A continuación, me dispongo a analizar el juego, con spoilers, pero ya os adelanto que se ha convertido en una de mis joyas de 2023.

La narrativa de Worldless surge en los albores del universo, donde una guerra entre el azul y el naranja, personificados por un círculo y un cuadrado, parece acompañarnos allá donde vayamos. Tras una derrota inicial, nuestro protagonista, el azul, se ve desplazado lejos de las estrellas, obligado a navegar a través de mundos abstractos para desentrañar los misterios de esta aparentemente inevitable contienda. La ausencia de nombres en los lugares y personajes refuerza la estética geométrica y abstracta del juego, que utiliza formas simples como cuadrados, círculos, triángulos y líneas para crear un entorno visualmente hipnotizante, pero coherente.

NoName Studio ha logrado utilizar magistralmente este enfoque minimalista, manteniendo la legibilidad y comprensión de todo, desde los entornos hasta los enemigos, cuyos diseños resultan igualmente impactantes. Worldless no exhibe tanto como sugiere. Su mapa es muy original, residiendo en la propia cabeza de nuestro personaje y dando a entender que cada nivel es una constelación. En cada vértice de esta constelación, nos espera un enemigo al que derrotar para absorber su poder.

La banda sonora acompaña este viaje a través de bosques, desiertos y picos montañosos, reflejando el minimalismo visual durante la exploración y amplificando la grandiosidad de los enfrentamientos entre la protagonista (sí, femenina) y otras entidades cósmicas durante los combates.

El juego se divide principalmente en dos aspectos: la exploración y el combate. La exploración se lleva a cabo a través de plataformas muy bien situadas, que permiten la fluidez de nuestros movimientos. A su vez, iremos adquiriendo diferentes poderes (dash, doble salto…), manteniendo un equilibrio entre desafío y habilidad sin llegar a ser frustrante, sino, al contrario, muy placentero. 

En cuanto al combate, Worldless presenta una variante interesante del combate por turnos clásico, incorporando elementos de combate en tiempo real. Podremos ejecutar combos entre ataques físicos y mágicos, junto con otras habilidades. El aspecto clave radica en “absorber” a los enemigos para convertirlos en puntos de habilidad, lo que añade una capa de estrategia al combate. 

La mecánica de absorción se amplía a medida que se avanza en el juego, exigiendo una planificación de los movimientos meticulosa, para evitar derrotar a los enemigos antes de absorberlos por completo. Aunque desafiante en su enfoque, Worldless es generoso al no penalizar la muerte, permitiéndonos reaparecer sin repercusiones negativas.

En resumen, Worldless se alza como una grata sorpresa en el mundo de los videojuegos, combinando maestría en su simplicidad visual con una complejidad bien equilibrada en su combate y su exploración. En un año repleto de grandes lanzamientos, este título de unas diez horas de duración representa un soplo de aire fresco y un proyecto inicial prometedor para el estudio NoName. Se cuela en mis recomendados. Si lo probáis, volved por aquí a dejar un comentario.

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