Fue allá en 1992 cuando Masahiro Sakurai se las ingenió para diseñar un personaje que atrajera al público femenino, quien por aquel entonces no sentía interés por los productos de la compañía. Hace 30 años de esto, pero esos clichés todavía siguen existiendo: el rosa es para chicas y el azul es para chicos. El caso es que no podemos culpar al pobre de Masahiro, que tanto nos ha dado, y que creía que hacía lo adecuado para aquella época. No podemos culparle tampoco porque hoy, tres décadas después, su pequeño monigote rosa se ha convertido en uno de los estandartes de Nintendo y en el favorito de muchos jugadores. Kirby cumple 30 años y quiere celebrarlo a lo grande. Estáis todos invitados a su fiesta. El viernes 25 de marzo, en la Tierra Olvidada.
Efectivamente. Esta última entrega de Kirby no ocurre en Pop Star, el planeta en el que vive. Las Tierras Intermed… Olvidadas serán el escenario de esta nueva aventura. Y qué aventura han desarrollado los buenos de HAL Laboratory. Es una verdadera gozada jugarlo. Por fin tenemos en nuestras manos una aventura en tres dimensiones como se merece, es una auténtica delicia. A pesar de que obviamente esté dirigido a un público infantil, dada su baja dificultad y que no te hará estrujar tu cerebro para resolver rompecabezas retorcidos, nos encontramos ante un mundo muy rejugable que disfrutará hasta el más adulto de los gamers.
Tras el primer trailer, pensamos que tendríamos un título al estilo de Super Mario Odyssey, con mundos medianamente grandes. Pero lo que nos hemos encontrado al final es algo más parecido a Super Mario 3D World: una serie de niveles individuales más o menos largos en los que no podremos controlar la cámara con total libertad, aunque sí podremos desplazarla para observar un poco más allá en el nivel. Aun así, sí tendremos libertad para explorar los niveles al máximo, ya que esconden algún que otro secreto, y podremos volver atrás en cualquier momento.
El plato fuerte de este Kirby son las transformaciones. Desde los clásicos espadachines y lanzabombas, hasta el sorprendente coche que, siendo francos, funciona espectacular. Es increíble cómo han introducido esta mecánica y cómo funciona de bien en los niveles en los que podemos utilizarlo, diseñados especialmente para explotar todas sus características. Esto también ocurre con otros elementos que quizá estén más presentes, como el cono, aunque menos sorprendente.
La premisa es bastante típica: Kirby tiene que salvar a los pequeños Waddle Dees, que han sido atrapados en jaulas mágicas a lo largo y ancho de la Tierra Olvidada. A lo largo de estas tierras, deberemos ingeniárnoslas con los diferentes objetos en los que Kirby puede transformarse (sí, hay muchas cosas guapas, pero dejamos que las descubráis por vosotros mismos, brrm brrm).
Como viene siendo habitual en títulos de este corte, y que siga siendo así, debemos ir salvando una cierta cantidad de Waddle Dees a lo largo de la aventura, ya que habrá un número mínimo para acceder a la zona final. Pero no es lo único que podremos coleccionar: hay numerosos elementos como donuts o flores en cada nivel, lo que dotan de esa rejugabilidad que tanto nos ha gustado a nosotros.
Kirby y la Tierra Olvidada tiene una duración aproximada de 7 horas. Casi el doble si eres un jugador completacionista, y alguna hora más para pequeñas sorpresas que se viene después del final del juego. Sin duda, estamos ante uno de los juegos del año del ecosistema Nintendo Switch. Os recomendamos que paguéis vuestro billete en Carby a la Tierra Olvidada. Merece la pena, y es una buena forma de desconectar de Elden Ring. Éxito.